lunes, 17 de septiembre de 2012

Mourinho for president




La situación previa al partido era una trinchera mediática. Mourinho, general, durante toda su carrera ha sido lo suficientemente listo para crear enemigos comunes y generar así unión, no sólo entre el grupo de jugadores y entrenadores, sino entre jugadores, cuerpo técnico, directivos y afición. La fórmula había sido repetida hasta la saciedad por el portugués, siempre con fantásticos resultado; Sin embargo, José, observador, atisbó que esta vez había algo diferente. No se trataba de los malos resultados, qué también, sino de las sensaciones producidas en las cuatro presentaciones en Liga. “No tenía equipo” y algo necesitaba hacerse. John F. Kennedy, quizás, se encontró a sí mismo en una situación familiar hace 50 años. Su solución fue una lapidaria frase que pesaría en la conciencia colectiva estadounidense por muchos años: “My fellow Americans, ask not what your country can do for you, ask what you can do for your country ”. Mourinho, parcialmente, optó por lo mismo.  Habló de compromiso, de determinación y de espíritu colectivo. En realidad se expresó sobre la falta de los mismos. En otras palabras, Mourinhó invitó a sus jugadores a preguntarse no lo que su equipo puede hacer por ellos, sino lo que ellos pueden hacer por su equipo. Lo hizo públicamente, además, como aviso de que la Guerra Fría 2012-13 había comenzado.

Más allá de los valores comunicativos, psicológicos y motivacionales, José también movió fichas en el campo. Su equipo no está pensando y, peor, no está haciendo pensar. Están acelerados, nublados y, además, les falta intensidad. Los malos resultados conllevan a la histeria y había que protegerse. Ante el City el portugués optó por alinear un inédito 4-3-3 que en realidad era un 4-5-1, asimilando lo que Alex Ferguson hacía cada vez que quería el control emocional del partido y derribar al rival desde amenazas que podían materializarse o no. Ferguson contaba con Cristiano Ronaldo y Mourinho también. Casillas; Arbeloa, Pepe, Ramos, Marcelo; Xabi, Khedira, Essien, Özil, Modric; Cristiano Ronaldo. A la Guerra se va con tanques.

El desarrolló del partido fue el previsto. Desde el triángulo del mediocampo y los dos falsos extremos, el Real Madrid bajó las pulsaciones de su ataque y se obligó a sí mismo a pensar más, a pesar de ser menos dañino. No lo necesitaba. Con Cristiano Ronaldo cubriendo todo el ancho del ataque y estando tan cerca del área, y por ello de la acción de gol, el rival entraba en pánico por todo lo que podría o no ocurrir, y como el discurso sopesado del Madrid no sólo exigía que ellos pensaran, sino que el rival también debía hacerlo, todo confluía para que el equipo de Mancini cayera en el error en cualquier momento. Así fueron ocurriendo cada una de las acciones de los goles que decantaron el partido a favor de la casa blanca. El Real Madrid del caparazón y los misiles, que se protege con el balón y amenaza con ojivas nucleares made in Madeira, no es el mejor Real Madrid, pero, para la guerra lenta que se ha de luchar contra la mente propia y ajena, es el mejor Real Madrid que podía alinear Mourinho en la situación de extrema crisis.

El 3-0 fue justo y lapidario; fresco y renovador. Fue un partido de ensueño. No, en serio, fue un partido, literalmente, de ensueño porque no ha ocurrido y quizás no ocurra, pero no hace falta desear ser Mourinho y decir que si yo fuese él haría esto mañana contra los citizens. Y digo que no hace falta porque, seguramente, Mourinho lo piensa y lo hará, aunque puede que no sea en nuestro universo y que les toque disfrutar a los de alguna de nuestras realidades paralelas.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Los gemelos fantásticos


Pepe y Ramos no son Zan y Janya y, por tanto, no pueden transformarse a voluntad en múltiples formas de agua o en cualquier animal del universo, respectivamente, ni suelen ser vistos chocando sus puños al grito de ¡Poderes de los gemelos fantásticos actívense! Tampoco hay pruebas hasta el momento de que puedan comunicarse telepáticamente, aunque bien valdría un estudio sobre el caso. Más allá de esos minúsculos detalles, y de que su lugar de procedencia sea la Tierra hasta que la ciencia lo desvirtue, la humana forma de sus orejas y su color de piel, los dos centrales del Madrid guardan mucha relación con los dos superhéroes de fabuloso universo de DC Comics.

Tal como Zan y Janya, es difícil encontrar dos centrales, personas en el caso de los dos extraterrestres, tan parecidos y distintos a la vez, tan complementarios desde la similitud casi extrema del concepto futbolístico que enmarca su juego, no sólo en la actualidad sino en la historia. Pepe y Ramos, la pareja de centrales que permite tirar la línea defensiva a alturas irreales, que corrige posicional y técnicamente hasta la más liviana de las imperfecciones, y que detiene cualquier apoyo y ruptura por imposición tiránica.

Pepe y Ramos son hoy más que una pareja de centrales, son una unidad, un sello, una marca registrada. Y son un acontecimiento histórico alimentado por el más histórico de los archienemigos. Lionel Messi se viste de supervillano en el cómic de los gemelos fantásticos del Real Madrid en una perfecta escena de antagonismo entre el defensa, Pepe-Ramos, que más lejos llega a defender y el delantero, Messi, que es capaz de atacar desde la mayor distancia.

Messi contará con su 'asistente', Alexis, que de '9' es dinamita para el sistema defensivo propuesto por el legendario central, mientras que los blancos no podrán tener entre sus filas a su Gleek particular, Coentrao (¡Quién llevará a Pepe en el cubo mientras vuela a lomos de Ramos!). En su lugar estará Marcelo, totalmente desentendido del duelo indirecto. Messi tendrá esa ventaja, pero habrá que ver en qué se convertirán los gemelos fantásticos, quiénes una vez pudieron vencer hasta a Superman.





martes, 28 de agosto de 2012

El pequeño Ronaldo


Tampoco hay que engañarnos. Ronaldo, el fenómeno, es único. Era un elegido del fútbol, sin más. Muriel no es eso, ni lo será nunca porque le hace falta talento, le hace técnica y le hace falta la anatomía ultrahumana del brasileño; Sin embargo, no hay jugador al que se le parezca más, ni delantero actual que más parecido sea a Ronaldo.

Muriel es el pequeño Ronaldo cuando cae a banda, recibe de cara y mide el regate dando pequeños pasos sobre el mismo lugar, como felino esperando el momento justo para atacar a su presa. Lo es cuando se desmarca en una ruptura de aspavientos y gritos ahogados, de todo o nada, de gol o error. También lo es cuando se frena y gira, cuando desacelera para cambiar de dirección y dejar defensas tirados, como en aquel gol a Francia, o cuando hace bicicletas y elásticas ya sea en velocidad o en estático. Su lenguaje corporal recuerda al que seguro es su ídolo, pues el delantero del Udinese hace parte de esa generación que vivió a Ronaldo desde la ingenuidad de la infancia, y su fisionomía también. Se parece a Ronaldo hasta cuando sonríe, aunque no tiene el carisma de el mejor '9' de la historia.

'Ronaldito' tiene gol. Tiene esa magia en el área, dónde se transforma y se convierte en un ser imaginativo, genial y certero, que distingue desde la distancia al brasileño. Luis Fernando aún no tiene la constancia del crack, vive de la inspiración, aunque cada día suma más matices a su fútbol. Tiene 21 años solamente, una bendición: El mundo del fútbol necesita a Ronaldo, aunque sea en imitaciones.


sábado, 25 de agosto de 2012

La escuela de la tortuga



Si se hiciera una encuesta entre todos los varones de la generación Y, compuesta por todos aquellos nacidos entre 1982 y 1995,  preguntando por los programas de televisión que marcaron su infancia, una gran mayoría incluiría a Dragon Ball, y sus derivados, en el top de la lista. La serie narraba las aventuras de Gokú, un niño con poderes sobrehumanos, amante de las artes marciales y que acompañado por sus inseparables amigos exploraba el mundo buscando artilugios mágicos llamados “Dragon Balls”. Dentro de su travesía, Gokú encontraría multitud de enemigos que, o bien querían las Dragon Balls para fines malvados, o buscaban la dominación del mundo, la galaxia o el universo. Para hacer frente a todos esos desafíos Gokú debía entrenarse constantemente con los más grandes maestros de artes marciales del universo, y su primer maestro fue Muten Roshi, de la escuela de la tortuga.

Hoy, en una realidad distinta a la del mundo de Dragon Ball y sus tortugas y dragones parlantes, existe una nueva escuela de la tortuga. Lejos de ser un estilo de artes marciales, la escuela de la tortuga de la que hablo es un equipo de fútbol, que juega en la Liga BBVA y esta semana debutó en Europa buscando un lugar en los grupos de la prestigiosa Champions League. El Málaga FC, ya sin el liderazgo institucional de un rey midas, sino de un jeque cuerdo y de bolsillo corto, y sólo movido por la batuta futbolística de Manuel Pellegrini y sus futbolistas, vive momentos críticos mientras lucha por no morir institucional y de seguir creciendo deportivamente con un equipo imperfecto, en el que niños tienen que suplir los lugares que hombres dejaron, ya sea porque se fueron o porque nunca llegaron.



En ese contexto asoma la figura imperial Jérémy Toulalan, el mediocentro con caparazón. El francés, que es el mejor jugador del Málaga, recuerda con su carismático lenguaje corporal, a juego con sus ya famosas canas, al Maestro de Gokú que siempre andaba con un caparazón en la espalda. Toulalan, a diferencia del mítico centrojás de andar erguido, juega encorvado, casi dando el aspecto de estar cansado desde el minuto 1.  A pesar de ello, Jérémy, caparazón invisible en la espalda, vuela para cubrir los huecos que los niños del Málaga, y el adulto cansado con alma de duende y corazón de niño, dejan. Como una barrera infranqueable, que está en todos lados y contra la que todos chocan, Toulalan recupera balones en el centro del campo, finiquita ataques rivales, a veces con sólo posicionarse y mirar, y le da empaque y seriedad a un equipo que juega bien, es vistoso, pero no asusta a contrarios en su área, sino que asusta a aficionados en la propia, Willy Caballero aparte.

Desde luego, Jérémy no es sólo el gran argumento defensivo de su equipo, sino que es uno más dentro del barroco juego que propone Pellegrini, en el que quién tiene la pelota piensa mientras se mueve “lento”, y todos los demás se mueven muy rápido. El exLyon agarra la pelota y decide con ella, es hombre activo de la circulación sinfín de los blanquiazules y es, sobre todo, la figura que los junta a todos.



El Málaga de la escuela de la tortuga ha ganado en los dos partidos que ha jugado hasta la fecha. Los niños Francisco Román, Francisco, Diego, Fabrice, Juan Miguel, Ignacio y Joaquín juegan y viven felices con sus espaldas cubiertas, sabiendo que Toulalan siempre estará allí. Los problemas de gol y profundidad, causados por no tener un 9 de verdad, los van a alejar de objetivos superiores. Pero ahí están. Juegan.